El 27 de noviembre de 2024, un grupo de personas con historias distintas, pero con el mismo fuego en el corazón, se reunió para tomar una decisión que lo cambiaría todo. Ese encuentro no fue casualidad, sino el inicio de una obra que Dios ya venía preparando en sus corazones. Unidos por la fe, decidieron dar un paso de obediencia y esperanza: formar una congregación que reflejara a Jesús en cada palabra, gesto y acción.

Así, el 1 de diciembre de 2024, se dió inicio oficialmente a esta nueva etapa de fe con el primer servicio dominical, realizado con alegría y gratitud en el local comunal del Sector 3, Grupo 7, en Villa El Salvador. Ese día quedó marcado como el comienzo de una historia que continúa escribiéndose con cada vida transformada.

Entre los fundadores se encuentran:

Ángel y Ada Misari, Erick y Rocío Quilca, Luis y Lucy Blas, Juan Carlos y Yosahanira Acuña, Tulio y Ana Quilca, Beatriz Blas, David Blas, Jonathan Quilca, Jean Pierre Palomino, Sonia Mendoza y Luciano Tello (nuestro pastor actual).

Y en marzo de 2025, se integraron al cuerpo de liderazgo Jerry y Sandra Acuña, Mauro y Katty Calvay, sumándose con entusiasmo a esta visión.

Desde el inicio, también contamos con el valioso respaldo de otros hermanos que, sin formar parte del equipo de liderazgo, fueron fundamentales para dar los primeros pasos como comunidad. Todos compartíamos un mismo sentir: ser una iglesia cercana, relevante y con un mensaje claro que refleje el amor de Jesús.

La visión nació del anhelo profundo de continuar la obra que, años atrás, fue sembrada en sus corazones por quien en vida fue su pastor y mentor. Un siervo de Dios que los discipuló, formó y dejó una huella imborrable. Inspirados por su servicio, decidieron no detenerse y continuar llevando el mensaje transformador de Jesús pero con una voz clara y actual para esta generación.

A pesar de no contar con los implementos necesarios para empezar, teníamos algo aún más poderoso: unidad, fe y pasión por servir a Dios. Con nuestras manos vacías pero el corazón lleno de esperanza, comenzamos una nueva historia. Lo que parecía pequeño, Dios lo ha hecho crecer.

Hoy somos una familia en la fe que crece y se fortalece cada día. Una comunidad amorosa, alegre, transparente y profundamente espiritual. Las personas que nos visitan suelen decir que aquí se siente la presencia de Dios, y eso nos impulsa a vivir como una Iglesia viva, auténtica y comprometida con Su propósito.

Nuestra visión es clara:

Ser una comunidad cristiana relevante que impacte generaciones con un mensaje contemporáneo, bíblico y lleno de propósito.

Queremos que cada persona que nos conozca, conozca también a Jesús, no sólo a través de nuestras palabras, sino también por medio de nuestras acciones.

Esto es solo el comienzo. Somos Iglesia. Somos Familia.